martes, 13 de noviembre de 2012

LICOR ENVENENADO




I
La luna es mi lápida fúnebre
Donde un romance incoloro
Destila el vino sombrío de mi encantado licor.
Traigan periódico para cubrir la creación


Ser la hoguera que no encuentra su leño,
Un pájaro vomitando fuego por sus ojos,
Las ninfas tienen miedo de mi yacija,
Mi corazón es el refugio donde  el búho pone a volar sus hechizos
¡Qué torpe es Satanás que no viene a dormirse en mi plumaje!


II
Ausencias colgadas en mi ventana
Embriagando las cantinas por anhelos
Con olor a incienso y capulí,
Peor que el recuerdo, es el veneno del silencio,
Objetos tuteados por manos muertas
Afiches de espectros que aún no están,
Gavetas que al abrirse
Un eco de ánima refulge en la pared.
Estoy borracho de escombros removidos
Y todavía puedo querer



III
Ellas pasan y solo ven de reojo
Una estela de humo a goterones de miel y de deseos
Están a punto de derretir el cráneo del orbe.
La tristeza más lánguida del siglo golfo
Ceñida al abandono: -el vacío se llenó de mis lágrimas-
¡Tengo agua suficiente para inundar el fastuoso edén!


IV
Ellas creen haber retado a la gracia
Con su enmarañada fosa,
Nos traen a quienes no pedimos venir,
Solo han llenado el cielo de cruces
Velando a muertos sin orgullo 

Tengo que reconocer que fueron más importantes
cuando en otras épocas, simularon pudor y reserva